lunes, 25 de noviembre de 2013

“Una película hecha con ciencia pervertida”.



Splice (2009), cuenta la historia de Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley), dos científicos que a través de una serie de experimentos logran crear una nueva especie de animal fusionado con ADN humano. El nuevo ser comienza a desarrollarse y su evolución lo lleva a convertirse en una ‘adolescente-humanoide’, por así decirlo. Esto acarrea problemas para el par de científicos, los cuales, al no poder tener hijos miran en Dren la posibilidad de ser papás. Es en ese momento cuando la relación “padres e hijo-espécimen”, se torna totalmente sexual y lleva a los personajes a una evolución psicológica de demencia y lujuria. Todo esto desencadena una percusión casi mortal, para controlar y tratar de ayudar a Dren.

El principio de la película tiene un arranque fuerte, es muy prometedor en cuanto a la trama, pero el guion comienza a dejar muchas cosas que cuestionar en cuanto al desarrollo del tema, pues los actores se ven envueltos en una serie de eventos que al parecer les resulta difícil comprender y resolver. Las actuaciones son poco convincentes, en varias escenas se puede llegar a notar la desconcentración además de la falta de apropiación del personaje por parte de los protagonistas.
Aun así, la película es una experiencia perfecta para explotar los sentimientos más mundanos y bizarros del ser humano. Por otro lado, la escenografía y el manejo de luces que utiliza el director Vicenzo Natali, explotan relativamente bien el contexto argumental de la historia, creando así ambientes perturbadores que narran las consecuencias de un experimento fallido.

La trama sexual que se desarrolla; un tanto espontanea, logra unir perfectamente todos las temáticas sobre ciencia demente y perversión humana que encierra la historia del extraño ser. Gracias a esto, se pueden desatar un gran abanico de posibilidades para terminar el filme, por ejemplo: la fugaz desaparición de Dren o la muerte de ambos científico creadores. Tal vez, se podía haberle dado espacio a un segundo ser, así el desenlace estaría marcado por una percusión y lucha más extrema, las cuales le hubieran aportado un factor emocional al filme, pues el final con el que cierra Natali es predecible y no contiene un efecto que logré desconcertar del todo al espectador.

Al final de la película, el director Vincenzo Natali, intenta adoptar una postura de thriller lunático, la cual consigue a medias gracias a los giros ridículos y al drama forzado. Esto último hace que las escenas de suspenso y asesinatos se vean postizas, pues a pesar que la carga emocional y la línea temática principal daba para un final muy impredecible, el director no explota toda la fuerza argumental y deja pasar de plano muchos detalles que puedan ayudar a reforzar los sentimientos y la psicología de los personajes.

El filme estrenado en 2009, es realmente interesante, una idea extraordinaria pero muy mal expuesta. Es decir, si el señor Natali, se diera la tarea de llevar más a fondo su historia podría contarle de una manera más dinámica las escenas de los laboratorios y también más creativos los encuentros sexuales entre los personajes. En cuanto a los temas científicos, esto también resulto un poco superficial: no dan muchas explicaciones acerca de la investigación y sobre el objetivo que tiene la empresa para los descubrimientos. Aun así, la cinta se puede disfrutar con un tazón de palomitas, con una gran ansiedad de conocer el destino de un extraño ser y sobre todo con un gran deseo de emoción sexual muy diferente.


Por: Manolo Torres

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